La informalización del trabajo agrícola está relacionada a nuevos perfiles que aparecieron con el uso de la tecnología en el campo.

La transformación de la actividad agrícola no es nueva sino que comenzó a mediados de la década del ‘90 cuando empezaron a aparecer algunas tecnologías como el uso de internet y los celulares. Fue en ese momento que los trabajos del campo pasaron a organizarse como los de una empresa.
La nueva manera de organizar la actividad agrícola supuso el análisis de la información que iba surgiendo y el aumento de una labor más bien administrativa basada en la formación y el conocimiento.
Con el tiempo, esta modalidad tuvo un despegue muy importante, cambiando la configuración laboral del campo. En Argentina, los expertos sostienen que de 2006 a 2014, la cantidad de personas que trabajan en el campo pasó de 306 mil a 348 mil.
Este aumento de trabajadores se vio reflejado en la cantidad de contratados para hacer de forma tercerizada, las actividades agrícolas. Y también por la creación de nuevas áreas de trabajo dentro de un establecimiento rural que empezó a parecerse a una organización empresarial con distintos sectores y cargos jerárquicos.
Quienes empezaron a desarrollar y poner en práctica estas nuevas formas de organizar los trabajos del campo, fueron los grandes productores que empezaron con contratos de alquiler de sus lotes para que otros puedan desarrollar sus actividades agrícolas.
El incremento de contratos de arriendo implicó la integración de mecanismos de gestión que permitan hacer funcionar los establecimientos productivos y tener modelos de simulación de riesgo para ver hasta qué puntos eran convenientes esas operaciones.
Por su parte, los dueños de pequeños establecimientos, con poco capital y conocimiento, optaron por el alquiler a estas operadoras que colaboraron con la reducción de los riesgos en los contratos rurales de familias que en su lugar se dedicaron a gestionar nuevas flotas de maquinaria agrícola.
Esta decisión llevó a un gran movimiento de capitales, tanto dentro como fuera del país y apareció la figura de los “súper productores agrícolas”.
Cómo comenzó todo: cuando la tecnología llegó al campo
El uso de las nuevas herramientas digitales empezó gracias a la expansión de la organización de un establecimiento agrícola como una empresa. De este modo, se empezaron a apoyar en nuevas herramientas que permitan otorgarle buenos resultados y evitar riesgos económicos y productivos.
El recambio generacional también fue uno de los factores. Los productores de la nueva generación, accedieron a tener contacto con las herramientas digitales y a indagar de qué manera la podían usar en el campo. Los primeros pasos fueron protagonizados por la computadora, internet y el celular.
Un nuevo modelo de producción surgió y permitió que las actividades del campo resulten más sencillas y efectivas. Las inversiones de los propietarios empezaron a incluir tecnología y recurso humano especializado.
Pero la implementación de tecnología de información no solo se explica por la reducción de la complejidad de la gestión agrícola, sino también por la reducción de riesgos en las operaciones comerciales.
Las nuevas herramientas permiten que el productor tenga un registro de sus ingresos y de sus inversiones, todos estos datos están en un mismo lugar y pueden ser consultados en cualquier momento del día.
Estos esquemas de ingresos y recuento de ganancias se usaron fundamentalmente en las empresas superproductoras, logrando un sistema confiable para los duelos y también para los empleados.
Los expertos explican que las soluciones tecnológicas en el campo tienen distintas etapas. Una de ellas comenzó en la década del ‘90 con el uso de planillas de cálculos y un mejor manejo de las inversiones.. Estas tecnologías coincidieron con la telefonía móvil que permitieron que las diferentes partes puedan estar más comunicadas y también el uso de internet que logró que muchos de los datos puedan subirse a un mismo sitio y puedan ser compartidos.
Luego de eso, vinieron otros momentos integrados por nuevos desarrollos tecnológicos que permitieron conectar más al agricultor con su campo y alejando la idea de la presencia física para poder realizar alguna de las tareas.
La automatización empezó a cobrar sentido y los productores empezaron a encontrar más tiempo libre para dedicar a otras funciones dentro del campo. Dentro de todas estas nuevas apariciones, la inversión y la necesidad de una capacitación empezó a tener relevancia, puesto que sin estos dos pilares difícilmente las nuevas herramientas digitales tengan un efecto positivo en la actividad rural.
Agro Sustentable, una empresa con la mirada en el futuro
Tecnología y desarrollo de bioinsumos es lo que mantiene el impulso de las actividades de la empresa Agro Sustentable. Una compañía que desde 2015 trabaja en Argentina ofreciendo alternativas saludables para la producción agrícola.