Tecnologías para reducir la huella de carbono en el agro

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Recientes innovaciones son las herramientas que dan paso a una transformación en una agricultura más amigable para el medio ambiente. 

Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el desafío es disminuir este número, que genera grandes problemas a nivel mundial.  Matías Imperiale, co fundador y director operativo de Agro Sustentable, indica que la tecnología da paso a una nueva eficacia. 

Ante este escenario climático y la urgencia de transicionar hacia modelos productivos más sostenibles, la innovación tecnológica es una de las herramientas más efectivas para reducir la huella de carbono del sector agropecuario. 

Desde soluciones digitales de precisión hasta bioinsumos regenerativos, la transformación del agro ya es un hecho, y cada avance tecnológico representa una oportunidad certera para mitigar el impacto ambiental sin sacrificar productividad.

Una nueva agricultura: menos insumos, más eficiencia y sostenibilidad 

Las nuevas tecnologías se adecuan a diversas industrias, principalmente para agilizar diversas tareas, que en manos de humanos pueden llevar más tiempo y menos procesión. Sin embargo, estas no funcionarían correctamente sin su supervisión, por ello no se habla de un reemplazo sino de un trabajo en conjunto. 

En el caso de la agricultura, uno de los pilares de esta revolución verde tecnológica es la agricultura de precisión, un conjunto de técnicas que permite tomar decisiones basadas en datos concretos para optimizar el uso de recursos. 

Con el uso de sensores, imágenes satelitales, drones y sistemas de información geográfica (SIG), los productores pueden aplicar insumos como fertilizantes, agua y pesticidas solo donde y cuando es necesario, reduciendo las emisiones que van de la mano del uso excesivo de agroquímicos.

Además, tecnologías como la teledetección y el análisis de big data permiten anticipar necesidades del cultivo y detectar problemas antes de que se agraven, lo que también disminuye la necesidad de intervenciones químicas intensivas. 

Otra utilización clave para la descarbonización del agro es la sustitución de insumos de síntesis química por bioinsumos. Se tratan de productos elaborados a partir de microorganismos, extractos vegetales o minerales naturales que mejoran la nutrición y protección de cultivos.

Los biofertilizantes y biopesticidas no solo generan una menor huella de carbono en su producción, sino que también promueven la salud del suelo y la captura de carbono, contribuyendo a una agricultura regenerativa. 

“El mercado de bioinsumos crece año a año y el de orgánicos lo hace a una tasa anual del 20%”, indicó Matías Imperiale.

Por su parte, los cultivos genéticamente mejorados para tolerancia a sequía o eficiencia en el uso de nitrógeno también contribuyen a reducir emisiones indirectas, ya que necesitan menos riego o fertilización. 

Matías Imperiale también indicó que la demanda por este tipo de productos es cada vez más grande.

El uso de energías renovables es otra innovación de gran importancia. Reemplazar las fuentes fósiles en actividades agropecuarias representa otra vía estratégica para reducir emisiones. 

Desde paneles solares para bombeo de agua, sistemas eólicos para generación eléctrica hasta biodigestores para el tratamiento de residuos orgánicos son tecnologías cada vez más accesibles y adaptadas al entorno rural.

Puntualmente, los biodigestores cumplen una doble función ya que transforman los residuos animales y vegetales en biogás y producen biofertilizantes orgánicos como subproducto. Esta herramienta no solo evita emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero, sino que también cierra ciclos de nutrientes dentro del sistema productivo.

Y si de agricultura se habla, la salud del suelo y su regeneración es fundamental. Es uno de los aspectos menos visibles pero más importantes en la lucha contra el cambio climático desde el agro. 

Tecnologías innovadoras como los sensores de carbono orgánico en tiempo real, o las plataformas de monitoreo de captura de carbono permiten cuantificar y certificar el carbono secuestrado en suelos agrícolas, abriendo también nuevas oportunidades de financiamiento a través de bonos de carbono.

Lo cierto es que muchas de estas tecnologías nacen en la combinación entre la ciencia, la innovación emprendedora y el trabajo colaborativo con productores. Las agtechs y startups verdes están jugando un rol crucial en esta transformación, ofreciendo soluciones escalables, digitales y adaptadas a escenarios locales.

Reducir la huella de carbono en el agro ya no es solo una opción ética o ambiental, sino que es también un imperativo económico y de competitividad global. Las tecnologías verdes no solo ayudan a minimizar el impacto  del cambio climático, sino que mejoran la eficiencia, reducen costos, abren nuevas oportunidades comerciales y conectan al productor con un consumidor cada vez más exigente y consciente.

Poder incorporar innovaciones en el trabajo en el campo es una de las grandes opciones para la industria agro, para minimizar el impacto del sector en cuestión del medio ambiente.

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