Drones como impulsores de la eficiencia en la producción agrícola

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Sin duda, los drones ya son una herramienta muy importante dentro del mundo agrícola. Cada vez tienen más presencia en el trabajo rural y ayudan a los trabajadores del sector a conseguir información que antes era imposible de obtener.

En muchos casos, su uso se complementa con decisiones pensadas para cuidar el suelo y aprovechar mejor los recursos. Hay técnicos, asesores y productores, como los de la empresa Agro Sustentable, que ya los incorporan como parte de la estrategia de trabajo.

El uso de los drones en la producción agrícola

Lo primero que salta a la vista es que permiten ver el campo desde arriba. Parece obvio, pero no lo es. Tener esa vista general, con imágenes bien nítidas y actualizadas, abre un montón de posibilidades. No es lo mismo recorrer una parcela caminando que analizarla desde el aire en pocos minutos.

Con los drones, se pueden detectar zonas con estrés hídrico, enfermedades, malezas o problemas en la distribución del cultivo. Eso sirve para tomar decisiones más rápidas y con menos margen de error. También se usan para medir áreas, hacer relevamientos topográficos o seguir el crecimiento de los cultivos a lo largo de la campaña.

Además, hay drones que no solo sacan fotos o filman. Algunos están preparados para aplicar productos. En vez de usar un avión fumigador o una máquina terrestre, se programa el vuelo del dron para que aplique en un sector puntual. Es más preciso y, en algunos casos, más seguro.

Un cambio en la forma de trabajar el campo

Los drones no vienen a sacar a nadie del medio, lo que hacen es sumar una herramienta más, que puede ayudar a ahorrar tiempo, recursos y también esfuerzo.

Por ejemplo, un productor que antes tenía que caminar un lote entero para ver cómo estaba el cultivo, ahora puede hacer una recorrida virtual en minutos. Eso le permite enfocarse en las partes que realmente necesitan atención.

Y si hablamos de eficiencia, hay algo que se repite bastante: aplicar fertilizantes o fitosanitarios solo donde hace falta. En vez de tratar todo el campo por igual, se interviene de manera puntual. Eso reduce costos y también el impacto sobre el ambiente.

Las ventajas de los drones en la producción agrícola

Una ventaja clave es el monitoreo constante. Se pueden hacer vuelos cada semana, cada quince días o incluso después de una lluvia fuerte, para ver si hubo daños. En zonas complicadas, como laderas o suelos muy blandos, los drones llegan sin problemas.

En cuanto a los números, todavía hay mucha variación. Todo depende del tipo de dron, del software que se use para procesar las imágenes y del servicio que se contrate. Pero en general, los costos bajaron bastante en los últimos años.

Limitaciones que todavía siguen presentes

Igualmente hay ciertas limitaciones. Por ejemplo, el tiempo de vuelo de muchos drones sigue siendo limitado. En algunos casos no llegan a cubrir grandes extensiones sin recargar batería. También influyen el clima, el viento o la falta de señal.

Por otro lado, no cualquiera puede usar un dron para tareas agrícolas sin tener cierta capacitación. No es lo mismo volarlo como hobby que para hacer un mapeo de un cultivo o una aplicación de agroquímicos. Ahí entra en juego el tema de la formación y, en algunos casos, la habilitación para operar.

Y algo más: no todos los productores saben interpretar la información que devuelve un dron. Tener una imagen en alta definición no alcanza si no se puede traducir eso en decisiones concretas. Por eso, muchas veces se recurre a asesores o empresas que prestan el servicio completo.

Drones y sustentabilidad en Argentina

Aunque no siempre se los relaciona con el cuidado del ambiente, los drones pueden ayudar bastante en esa dirección. Sobre todo cuando permiten usar menos productos y aplicarlos solo donde hacen falta. En cultivos que no dejan mucho margen para equivocarse, como los orgánicos, los drones resultan muy útiles para encontrar malezas o plagas sin tener que caminar todo el campo. Y en lugares delicados, donde no se puede entrar con máquinas pesadas, se transforman en la mejor opción.

El uso de drones en el agro argentino viene creciendo. Hay escuelas agrotécnicas que ya los incluyen en su formación, cooperativas que los usan para prestar servicios y contratistas que ofrecen vuelos programados como parte del paquete. Más allá de la escala, el punto en común es que cada vez hay más gente que ve en los drones una herramienta útil, no solo una moda pasajera.

No son una solución para todo

Aunque pueden facilitar ciertas tareas. Lo interesante es que no hace falta cambiar todo el esquema productivo para incorporarlos. Se pueden usar en momentos puntuales, para tareas concretas. Y si se aprovechan bien, ayudan a mejorar la eficiencia sin complicar el manejo.

Lo más probable es que sigan apareciendo nuevas funciones y que cada vez se integren más con otras herramientas. Desde sensores de suelo hasta estaciones meteorológicas. Todo apunta a un manejo más ajustado, con menos margen de error.

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