
Hace unos años, ver un dron sobrevolando un campo era raro, parecía algo de película. Ahora ya no sorprende tanto. Algunos productores los usan con cierta frecuencia, y se empieza a hablar de agricultura de precisión como si fuera algo cotidiano. Matías Imperiale, cofundador de Agro Sustentable, ayuda a entender cómo será el futuro de la agricultura de precisión con drones.
La idea de “precisión” no es solo una palabra linda. Tiene que ver con conocer bien lo que pasa en el campo y actuar con más detalle. En lugar de tratar todo igual, se busca manejar cada parte según lo que necesita. Y ahí es donde los drones están empezando a hacer ruido.
Cómo ayudan los drones a entender el lote
Un campo, desde el suelo, se ve hasta donde llega la vista. Pero desde el aire se ve mucho más. Con un dron, es posible tener una imagen completa, casi al instante. No es solo una foto. Son imágenes que muestran diferencias dentro de un mismo lote.
Eso permite identificar problemas que, a simple vista, pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, si una parte del maíz está más bajo que el resto, o si la soja en una esquina tiene otro color. A veces el ojo humano no lo nota. Pero el dron sí. Y esa información sirve para actuar antes de que la situación se complique.
¿Qué es lo que detectan?
Todo depende de lo que pueda captar la lente del dron. Algunos detectan variaciones en el verdor, otros en la temperatura del suelo, o en cómo las plantas reflejan la luz. Esos datos ayudan a saber si hay estrés hídrico, si falta algún nutriente, o si una plaga está empezando a afectar la zona.
También hay drones que pueden hacer un seguimiento a lo largo del tiempo. Vuelan sobre el mismo lote cada cierto período y van armando una especie de historial. Así se puede comparar cómo viene la campaña con respecto a otras, o ver si las decisiones que se tomaron en un momento dieron resultado.
¿Y cómo se toma esa información?
No hace falta ser un experto para interpretar todo eso. Muchos drones ya vienen con programas que organizan los datos y los muestran de forma clara. Mapas, gráficos, alertas simples. Hay gente que se dedica a hacer ese trabajo: van al campo, hacen el vuelo, procesan todo y le entregan al productor un resumen. Y si el productor quiere meterse más, también puede aprender a manejar el equipo y analizar los datos por su cuenta.
En algunos casos, los drones se usan solo para observar. En otros, también pueden aplicar productos. Aunque eso es más común en campos grandes y no tanto en producciones orgánicas o mixtas. Pero el punto fuerte sigue siendo la información. Saber dónde actuar, cuándo y por qué.
Lo que se viene con esta tecnología
Cada vez aparecen más modelos, más accesibles y con mejores prestaciones. No hace falta una inversión gigante. Algunos productores se asocian y compran uno entre varios. Otros contratan servicios puntuales. Incluso hay proyectos en cooperativas que están incorporando drones para asesorar a sus asociados.
Además, se está viendo que esta tecnología no queda solo en manos de grandes empresas. En zonas más chicas también empieza a circular. Y eso abre muchas posibilidades. Porque permite mejorar el manejo sin necesidad de ampliar la escala. Es decir, se puede trabajar mejor sin hacer más grande la producción.
La importancia del Internet en el campo
No es necesario que haya tan buena conexión.. Algunos drones funcionan de forma autónoma. Se cargan los datos antes del vuelo y después se bajan una vez terminado. Otros sí requieren conexión para transmitir en tiempo real. Pero en general, hay formas de usar la herramienta sin depender del estado de la señal en la zona.
Esto hace que sea más fácil adoptar esta tecnología en lugares donde la infraestructura es limitada. También se están desarrollando programas más livianos, que corren en computadoras comunes, sin necesidad de equipos especiales.
Qué pasa con el manejo diario
En lo práctico, los drones pueden ahorrar tiempo. En vez de recorrer todo el lote a pie o en camioneta, un vuelo de unos minutos ya da un panorama general. Eso permite enfocarse en los lugares que realmente necesitan atención. Y, de paso, evita perder tiempo en zonas que están bien.
Algunos también los usan para ver cómo están los alambrados, si hay sectores con malezas que avanzan, o para seguir el estado del cultivo después de una lluvia fuerte o una helada. En esas situaciones, llegar rápido con una imagen puede cambiar mucho el resultado.
Una herramienta que se adapta a distintos modelos
No hay una única forma de usar los drones. En algunos campos se usan todos los días. En otros, solo en momentos puntuales. Lo importante es que se adapten al tipo de producción y a lo que el productor está buscando.
Por eso se habla tanto de “precisión”. Porque no se trata de aplicar más, sino de aplicar mejor. Con menos recursos, más conocimiento, y menos improvisación. En un contexto donde los márgenes son cada vez más ajustados, eso tiene peso.