Energía limpia en el campo: paneles solares y baterías para sistemas autónomos

Estimated read time 5 min read

En búsqueda de asegurar un sistema energético, el mejor aliado es la naturaleza. El sol como fuente genera un cambio en el modelo agro. 

En medio de una transformación mundial sobre el cambio en el tipo de fuentes energéticas hacia opciones más limpias y sustentables, el campo argentino no se queda atrás. La incorporación de paneles solares y sistemas de almacenamiento en baterías está revolucionando la forma en que se gestiona la energía en zonas rurales, donde el acceso a la red eléctrica es limitado o inexistente. 

Además de tratarse de un paso más en el camino de adopción de diversas soluciones tecnológicas, se trata de una herramienta clave para la autonomía energética, la eficiencia productiva y el compromiso con el cuidado del ambiente.

La energía solar, aliada estratégica del agro

El sol es considerado un recurso inagotable y gratuito que ilumina que calienta las extensas superficies rurales. Y dada sus características, se convirtió en una fuente de energía estratégica para el sector agropecuario. 

Gracias a los avances en la eficiencia de los paneles fotovoltaicos y la reducción de costos, hoy es posible incorporar sistemas solares en establecimientos agrícolas sin necesidad de grandes inversiones iniciales.

Los paneles solares permiten abastecer de energía limpia a bombas de agua, sistemas de riego, galpones de almacenamiento, alambrados eléctricos, cámaras frigoríficas y, a vehículos eléctricos utilizados en trabajos del campo. 

A su vez, estos sistemas pueden adaptarse a diferentes escalas, desde pequeños huertos familiares hasta grandes explotaciones agroindustriales. Lo cierto es que se trata de una transición en el que se deben enfocar en el cambio, como en los beneficios a pequeñas y grandes escalas en el campo. 

Una de las claves para el funcionamiento de este tipo de sistemas autónomos es la incorporación de baterías de almacenamiento energético que permiten  acumular la energía generada durante el día y ser utilizada durante la noche o en momentos de baja radiación solar.

La tecnología en baterías también evolucionó, siendo que actualmente existen modelos de ion-litio, fosfato de hierro-litio y otras opciones que tienen una mayor durabilidad, seguridad y eficiencia para los trabajos que se hacen en el campo. 

A diferencia de los viejos sistemas con baterías de plomo-ácido, estas opciones tienen menos mantenimiento y tienen una vida útil más larga, lo que reduce los costos operativos a largo plazo.

La incorporación de baterías en establecimientos rurales se traduce a poder sostener la productividad sin depender de grupos electrógenos ante una falta de electricidad. Los beneficios son diversos, y es una tecnología que está siendo adaptada en diversas partes del mundo, con un gran crecimiento. 

En la localidad de Colonia Caroya, en Córdoba, una cooperativa de pequeños productores de frutas y hortalizas logran tener abastecimiento de energía renovable a su planta de empaque gracias a la instalación de un sistema solar con baterías. Además de reducir la  huella de carbono logró independizarse de los cortes de energía que, en épocas de cosecha, generaban pérdidas importantes.

En Chaco, un grupo de comunidades indígenas del Impenetrable logró incorporar kits solares con baterías portátiles para abastecer sus viviendas, escuelas rurales y centros de salud. De esta forma, cuentan con energía limpia a lugares remotos y además se promovieron procesos de autogestión comunitaria y formación técnica.

Pero lo cierto es que la transición energética en el campo no solo tiene como objetivo reducir la dependencia de combustibles fósiles, sino también a minimizar el impacto ambiental de las actividades productivas. 

La instalación de paneles solares tiene como beneficio que sea menor la emisión de gases de efecto invernadero, disminuye la contaminación sonora y previene riesgos asociados al uso de generadores a combustión.

Además, genera empleo local en instalación y mantenimiento, fomenta la capacitación técnica en zonas rurales y promueve un modelo de desarrollo sustentable que respeta el entorno natural.

Lo cierto es que como muchas transiciones de modelos, queda camino por recorrer.  Actualmente, con esta transformación en el uso de energía en el agro se proyecta hacia sistemas híbridos, que combinan distintas fuentes renovables como la solar, eólica u biomasa, con baterías inteligentes y gestión digital. 

La oportunidad de que cada establecimiento pueda generar y administrar su propia energía es parte de una nueva lógica productiva basada en la resiliencia y la sustentabilidad. Pero se necesita tanto de inversión de tiempo, capacitación y de infraestructura. 

Porque en un escenario con cambio climático, crisis energética y demanda creciente de alimentos, el uso de energía limpia en el campo no es solo una opción innovadora, sino una necesidad urgente para asegurar el proceso productivo, teniendo como protagonista al sol trabajando en conjunto con la naturaleza. 

Paneles solares y baterías están demostrando que es posible cultivar, producir y generar valor sin depender de recursos contaminantes, aprovechando al máximo lo que la naturaleza nos ofrece de forma gratuita. 

Relacionado

+ del Autor