Del dato al campo: cómo la analítica mejora las prácticas agrícolas

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Nuevas prácticas se incorporan en el mundo agro, en búsqueda de respuestas a las demandas actuales, potenciando la producción y el cuidado del medio ambiente.

Los datos son la nueva revolución agropecuaria. Pero no solo ellos, sino cómo se recolectan con la gran ayuda de las nuevas tecnologías que hoy son parte de las grandes extensiones de campos de todo el mundo. 

En esta nueva etapa de agricultura digital, la analítica de datos se convirtió  en una herramienta totalmente transforma respecto a cómo se cultiva la tierra, se distribuyen los recursos y se protege el ambiente. 

Este enfoque, logra combinar el trabajo de la inteligencia artificial, sensores, satélites y modelado predictivo, que está reconfigurando la toma de decisiones en el campo y cambiando la forma que se da  camino hacia una agricultura más eficiente, sostenible y resiliente frente al cambio climático.

La nueva agricultura, de la observación al conocimiento basado en datos

Históricamente, la agricultura trabajó con base  en la experiencia directa, la intuición y los ciclos naturales que ecosistema. Hoy, ese conocimiento tradicional ancestral se combina con tecnologías capaces de recolectar, procesar e interpretar millones de datos por segundo. 

La agricultura de precisión, uno de los pilares de la llamada Agricultura 4.0, permite identificar los cambios y variaciones que se desarrollan dentro de un mismo lote, y a partir de esta información poder aplicar insumos exactamente donde y cuando se necesitan. Pero esto no sería factible sin el uso de la analítica avanzada.

Sensores en maquinaria agrícola, drones que sobrevuelan campos, estaciones meteorológicas inteligentes, imágenes satelitales y plataformas de gestión recopilan datos en tiempo real sobre humedad del suelo, índices de verdor, temperatura, presencia de plagas, y mucho más. 

Esos datos recolectados, una vez que son procesados por sistemas de inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático, dan diagnósticos y recomendaciones precisas, necesarias para tomar decisiones a base de información. 

Y es este uno de los mayores aportes de la analítica, brindar la capacidad de optimizar el uso de recursos. Mediante mapas de rendimiento y humedad, un productor puede decidir cuánta agua necesita cada sector del campo, evitando el riego excesivo y conservando un recurso crítico como es el hídrico.

Una situación similar sucede con los fertilizantes, ya que los datos permiten aplicar sólo lo necesario, reduciendo el exceso en su uso, minimizando el impacto ambiental.

En zonas con climas variables o con patrones meteorológicos impredecibles, la analítica predictiva se vuelve crucial y los modelos climáticos, alimentados por datos históricos y en tiempo real, pueden anticipar sequías, heladas o lluvias intensas, ayudando a planificar siembras y cosechas- 

La analítica también mejora la transparencia en la cadena agroalimentaria, debido a que los consumidores demandan cada vez más alimentos que respeten el ambiente y las condiciones laborales. Con plataformas que registran cada etapa del proceso productivo, desde la semilla hasta la góndola, los datos se convierten en garantía de sostenibilidad.

Una de las aplicaciones más potenciadores de la analítica en el agro es el uso de inteligencia artificial (IA) para interpretar imágenes obtenidas por drones o satélites. Algoritmos entrenados pueden detectar estrés hídrico en cultivos, enfermedades en hojas o la aparición de malezas con una precisión. Esto permite tomar medidas tempranas, antes de que los problemas se extiendan o afecten el rendimiento.

Empresas agrotech de América Latina están desarrollando plataformas que integran IA con mapas geoespaciales, sistemas de gestión de cultivos y pronósticos meteorológicos. El objetivo es poder ofrecer un “asistente virtual agrícola” que oriente al productor en cada decisión diaria, desde la elección de la variedad hasta el momento óptimo de cosecha.

La analítica agrícola no se trata  solo una herramienta de eficiencia productiva como tendencia, sino que se trata de una aliada en la lucha contra el cambio climático. Al permitir un uso más medido y necesario de los insumos y al anticipar eventos extremos, contribuye a reducir emisiones de gases de efecto invernadero y a preservar los ecosistemas.

En este sentido, la digitalización del agro debe estar alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en lo relacionado con la seguridad alimentaria, producción responsable y acción climática, enfrentando el cambio climático, buscando la sostenibilidad. 

Pero este gran avance respecto al trabajo en el campo con el uso de las nuevas tecnologías no tiene como objetivo  reemplazar al productor, sino de potenciar su gran trabajo con herramientas que le permitan entender mejor lo que pasa en su lote y actuar con mayor precisión.

Pasar “del dato al campo no es una metáfora que simplifica el cambio que se desarrolla en la agricultura, sino que representa como es el nuevo camino que recorre la industria agro contemporánea. 

Se trata de un camino que une ciencia, tecnología y conocimiento práctico para producir más con menos, cuidar la tierra y asegurar el alimento para las generaciones futuras. En este nuevo escenario, la analítica es la gran herramienta que impulsa una transformación profunda, silenciosa y necesaria ante las demandas de la actualidad. 

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