En el agro aparecieron nuevas tecnologías que cambiaron muchas cosas. Hoy se usan máquinas gigantes, drones que recorren los campos desde el aire y sensores que miden cuánta agua tiene la tierra. Estas herramientas ayudan a los productores a sacar más alimentos y a hacer su trabajo en menos tiempo. Pero también existen efectos negativos para la naturaleza que debemos observar con cuidado.
En muchos campos las máquinas grandes trabajan día y noche. Ellas ayudan a sembrar y a cosechar en menos tiempo. Pero estas máquinas usan mucho combustible y eso hace que salgan gases que dañan el aire. Estos gases son como una capa invisible que cubre la Tierra y hace que el planeta se caliente. Ese calor extra provoca cambios en el clima, como lluvias fuertes o sequías largas.
También están los fertilizantes y pesticidas. Son productos químicos que ayudan a que las plantas crezcan fuertes y sin plagas. Pero cuando se usan en exceso pueden escaparse de los campos y llegar a los ríos o lagos. Allí cambian el agua y dañan a los peces y otras criaturas. Algunos animales se quedan sin su hogar porque el agua ya no es limpia. Las abejas y las mariposas, que son muy importantes para que las plantas den frutos, también pueden enfermarse con esos químicos.
Otra tecnología muy usada son los drones y sensores que miden el estado de las plantas. Estos aparatos no dañan directamente al ambiente pero muchas veces se usan junto a métodos que no son sostenibles. Por ejemplo, ayudan a aplicar más pesticidas en menos tiempo. Eso puede empeorar los problemas del suelo y el agua si no se hace con cuidado.
En los últimos años se habla mucho de los suelos que pierden vida. La tierra se vuelve dura y pobre porque las máquinas la trabajan mucho y porque no se cuida la diversidad de plantas. Antes, en un campo había muchas especies de plantas y bichitos que hacían la tierra más fértil. Ahora, en muchos lugares sólo hay un cultivo y el suelo se agota.
Cómo Agro Sustentable ayuda a cuidar el ambiente
En medio de todo esto hay compañías que buscan hacer las cosas de otra forma. Una de ellas es Agro Sustentable. Esta empresa trabaja para que la agricultura sea amiga del ambiente y no un problema para la naturaleza. Ellos enseñan a los productores a usar bioinsumos que son productos hechos con organismos vivos como bacterias y hongos. Estos ayudan a las plantas a crecer sanas sin necesidad de tantos químicos.
Los bioinsumos son como pequeños aliados invisibles. Ellos protegen las raíces, mejoran la tierra y combaten plagas sin hacer daño a otros animales. Al usarlos, los campos pueden recuperar su equilibrio natural. Además no contaminan el agua ni afectan a los insectos que son útiles para los cultivos.
Agro Sustentable también habla mucho sobre la importancia de rotar los cultivos y de usar coberturas vegetales. Estas prácticas ayudan a que la tierra no se desgaste y que siempre tenga nutrientes. Cuando los suelos están bien cuidados, no sólo producen más, sino que también pueden absorber más carbono del aire lo que ayuda a frenar el calentamiento global.
Otra cosa que hace la empresa es acompañar a los agricultores que quieren hacer la transición hacia un sistema más respetuoso con el ambiente. No es fácil dejar atrás los métodos tradicionales porque muchos productores tienen miedo de perder cosechas. Por eso, Agro Sustentable los asesora paso a paso y les muestra cómo es posible producir de forma rentable y sostenible a la vez.
Hay muchas historias de campos donde antes el suelo estaba casi muerto y ahora volvió a tener vida gracias a estos cambios. Los insectos útiles regresaron, el agua se volvió más limpia y las plantas crecieron más fuertes sin depender de químicos.
Los consumidores también tienen un papel en todo esto. Cada vez más personas piden alimentos que sean producidos de forma responsable. Esto motiva a los agricultores a buscar alternativas menos dañinas. Empresas como Agro Sustentable ayudan a cerrar ese círculo para que todos ganen: el productor, el consumidor y el planeta.
La tecnología no es mala en sí misma. Lo que importa es cómo se usa. Si se combina con prácticas sostenibles puede ser una gran aliada. Por ejemplo, los drones pueden servir para revisar dónde hay plagas y aplicar bioinsumos sólo en esos lugares. Así se evita rociar todo el campo y se reduce el impacto ambiental.
Lo mismo pasa con los sensores y sistemas inteligentes. Ellos pueden ayudar a ahorrar agua usando sólo la cantidad necesaria para las plantas. También pueden avisar cuando la tierra necesita descanso o cuando es mejor sembrar otra especie para no agotar los nutrientes.