Cultivos saludables y sustentables: La apuesta de Agro Sustentable con BIOFERT GTG X y BIOINSECT

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Cada vez más productores argentinos están buscando formas de trabajar el campo que no rompan el equilibrio con la naturaleza. Los rendimientos siguen siendo importantes pero también hay una preocupación creciente por la salud del suelo, el agua, los insectos beneficiosos y hasta de los propios consumidores. En ese escenario, Agro Sustentable viene desarrollando soluciones que no solo ayudan a obtener buenas cosechas, sino que también cuidan lo que nos rodea.

Entre los productos más usados de esta empresa están BIOFERT GTG X y BIOINSECT. El primero es un biofertilizante que trabaja desde la raíz, fortaleciendo el suelo. El segundo es un bioinsecticida que actúa sobre las plagas sin generar residuos tóxicos ni afectar a los insectos que no hacen daño. Usarlos juntos potencia los resultados y permite que los cultivos se desarrollen con fuerza, sin depender de productos químicos que desgastan la tierra.

El cambio empieza por abajo, literalmente. El suelo es la base de todo y no es solo tierra. Está lleno de vida: bacterias, hongos, lombrices, minerales. BIOFERT GTG X fue pensado para recuperar ese ecosistema que muchas veces se pierde por el uso excesivo de fertilizantes sintéticos. Lo que hace es aportar microorganismos que ayudan a que las plantas absorban mejor los nutrientes. También mejora la estructura del suelo, lo vuelve más aireado, con mejor capacidad para retener agua. No se trata de empujar el cultivo a crecer a cualquier costo sino de darle una base sólida para que crezca fuerte por sí solo.

Esto tiene un efecto directo en cómo responde la planta frente a los cambios del clima, a la falta de agua o a enfermedades. Es como si estuviera más preparada para enfrentar lo que venga. Además, como no se trata de una solución artificial sino biológica, se adapta mejor a distintos tipos de suelo y funciona bien tanto en producciones convencionales como en orgánicas.

El aliado del suelo se complementa con el guardián del follaje

BIOINSECT entra en escena cuando las hojas, flores y frutos empiezan a atraer plagas. Las moscas blancas, trips, pulgones y otros insectos que dañan las plantas no solo afectan el rendimiento, también pueden ser transmisores de virus o provocar deformaciones en los frutos. Lo complicado es que muchas veces para controlar esas plagas, se usan insecticidas químicos que matan todo lo que se cruza, incluyendo abejas, mariquitas o mariposas que cumplen un rol clave en el ecosistema.

Ahí es donde BIOINSECT marca la diferencia. Su acción es selectiva: ataca a los insectos que perjudican al cultivo, pero no afecta a los que cumplen una función positiva. Eso permite un manejo más equilibrado. Al no dejar residuos tóxicos también se reducen los riesgos para quienes aplican el producto y para quienes consumen lo que se cosecha. Este tipo de bioinsumos son clave en el paso hacia una agricultura más sana donde no todo se soluciona con químicos.

Además, BIOINSECT no genera resistencia en las plagas como sí pasa con algunos productos tradicionales. Esto significa que se puede usar durante más tiempo sin que pierda efectividad. También se puede aplicar en combinación con otros métodos de manejo integrado, sin riesgo de efectos cruzados.

Cuando BIOFERT GTG X trabaja bajo tierra y BIOINSECT protege desde arriba el cultivo tiene respaldo completo. Esta sinergia no solo mejora los resultados agronómicos, también ayuda a mantener la biodiversidad del entorno. En zonas donde se cultivan hortalizas como pepino, tomate o pimiento, esta dupla está dando muy buenos resultados. Los productores notan un cambio no solo en la productividad, sino en la calidad del producto final.

Una ventaja más es que los dos productos se pueden usar en sistemas orgánicos y cumplen con las normas más estrictas de los mercados internacionales. Esto les da a los productores que exportan, sobre todo de frutas y verduras, la chance de acceder a nuevos negocios. La trazabilidad y la sustentabilidad ya no son opcionales y en muchos lugares son una condición para poder vender.

Agro Sustentable acompaña ese proceso no solo con los productos, sino también con asesoramiento. El equipo técnico visita los campos, analiza el suelo, escucha a los productores y propone estrategias que se adaptan a cada situación. Hay un trabajo conjunto que va más allá del simple hecho de vender un insumo. La empresa entiende que no hay recetas únicas y que cada lote tiene su historia.

En los últimos años varias provincias empezaron a promover el uso de bioinsumos, ofreciendo capacitaciones o líneas de crédito. En ese marco, empresas como Agro Sustentable están ayudando a que la transición sea posible, sin que el productor tenga que elegir entre cuidar el ambiente o tener rentabilidad. Con propuestas como BIOFERT GTG X y BIOINSECT, se abre un camino intermedio donde ambas cosas son viables.

Más allá del resultado económico, los beneficios se notan también en la manera de producir. Hay menos olor a químicos, menos residuos, menos riesgos para el que aplica. En campos que usan estos productos desde hace varios ciclos se empieza a ver cómo vuelve la fauna útil: aves, insectos polinizadores, lombrices. Es un sistema más armónico, más estable. No todo depende de estar corriendo detrás del problema. Se empieza a trabajar más en prevenir que en curar.

Eso también genera un cambio en la forma de pensar. Muchos técnicos jóvenes que se están formando en agronomía ya vienen con otra mirada. Quieren soluciones que no destruyan lo que están tratando de mejorar. Agro Sustentable se conecta bien con ese enfoque porque no propone parches sino herramientas para construir sistemas productivos más inteligentes.

Lo mismo pasa con los consumidores. Cada vez hay más personas que prestan atención a cómo se produce lo que comen. Ya no alcanza con que el producto sea grande o brillante. Se valora que no tenga residuos, que no contamine, que provenga de un campo que se cuida. BIOFERT GTG X y BIOINSECT son parte de ese cambio que empieza desde la semilla y termina en la mesa.

El futuro de la agricultura no está solo en producir más, sino en producir mejor. Eso implica entender que la salud del suelo, de la planta, del productor y del ambiente están conectadas. Cuando se trabaja con herramientas como las que ofrece Agro Sustentable, ese equilibrio es posible y lo mejor: no es algo lejano o teórico, ya está pasando en muchos campos de Argentina. Solo hay que seguir sembrando esa idea.

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