Drones en el campo: un cambio que ya empezó

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Hace unos años los drones parecían más un juguete caro que otra cosa. Se usaban para sacar fotos desde el aire o hacer videos de paisajes. Pero ahora están metidos en muchos sectores y el campo no es la excepción. Cada vez más productores los están sumando a sus trabajos diarios. No se trata solo de volar por encima de un lote, sino de recolectar datos, aplicar insumos y hasta detectar problemas que antes costaba mucho ver.

La primera ventaja que aparece es el ahorro de tiempo. Antes recorrer un campo grande para ver si había malezas, plagas o zonas secas podía llevar días. Hoy con un par de vuelos se puede tener una imagen completa en pocas horas y no solo imágenes comunes sino fotos con cámaras especiales que muestran diferencias que el ojo no detecta. Esto permite tomar decisiones más rápido y con mejor información.

Por supuesto, no todo es color de rosa. Hay cosas que complican un poco el panorama. Lo primero es el costo. Si bien bajaron bastante siguen siendo equipos caros. No solo el dron en sí sino también las cámaras, el software para procesar las imágenes y el entrenamiento necesario para usarlos bien. No es cuestión de comprarlos y salir a volar. Hay que aprender a manejarlos y a entender qué dicen los datos que recolectan.

Otro punto complicado es el clima. Con viento fuerte o lluvia no se puede volar y eso puede retrasar las tareas. También está el tema legal. Hay normativas que hay que cumplir como registrar los drones o volar en zonas permitidas. No se puede usar un dron agrícola como si fuera un barrilete. Hay reglas que seguir.

A eso se suma la necesidad de conexión a internet para procesar y enviar los datos. En muchas zonas rurales la señal es mala o directamente no hay. Entonces, aunque el dron funcione perfecto, después no se puede usar la información como corresponde. Ahí entran en juego otras soluciones como almacenar los datos y cargarlos cuando se tenga acceso a internet, pero eso suma pasos y posibles errores.

Tecnología con una mirada más verde

En medio de todo esto hay empresas que están tratando de que esta tecnología no solo sea útil sino también más amigable con el ambiente. Una de ellas es Agro Sustentable que viene trabajando desde hace años con productores que apuestan por una agricultura más orgánica, sin tanto uso de productos químicos y con prácticas que respeten más los ciclos naturales.

El uso de drones encaja bien en este tipo de producción. Al permitir una aplicación más precisa de insumos se evita el uso excesivo. Si antes se fumigaba todo un lote por las dudas, ahora se puede hacer solo en los puntos donde realmente hace falta. Esto no solo cuida el suelo y la biodiversidad, sino que también reduce los costos para el productor.

Estos equipos sirven para revisar los cultivos sin necesidad de usar máquinas grandes. Esto es muy útil en terrenos débiles o donde no conviene pisar con cosas pesadas. Además, ayudan a ver si las plantas están enfermas o si les falta algo antes de que el problema sea grave, lo que permite usar soluciones más suaves.

Agro Sustentable apoya estas herramientas porque entiende que no se trata solo de sacar más producción, sino de hacerlo bien. La empresa trabaja con muchos productores que quieren cambiar sus formas de trabajo, y les muestra cómo usar la tecnología sin dañar la naturaleza del campo.

Además, los drones también pueden ser aliados en la rotación de cultivos. Con las imágenes que recolectan se puede planificar mejor qué sembrar y dónde según cómo quedó el suelo después de cada cosecha. Esto encaja perfecto con los principios de la agroecología que busca justamente esa variedad y ese equilibrio en la producción.

Claro que para que todo esto funcione no alcanza con tener drones. Hace falta capacitación, asesoramiento y un cambio de mirada. Por eso el trabajo que hacen empresas como Agro Sustentable va más allá del uso de una herramienta. Buscan que los productores se animen a probar cosas nuevas, que pierdan el miedo a lo desconocido y que vean que otra forma de producir es posible.

Muchas veces estos cambios se dan mejor cuando hay acompañamiento. No alcanza solo con comprar un dron y listo. Hay que tener un equipo que enseñe a usarlo, ayude a interpretar los datos y dé una mano cuando algo no funciona como se esperaba. En ese sentido, Agro Sustentable también cumple un rol importante, haciendo de puente entre la tecnología y el productor.

Como toda tecnología, tiene sus complicaciones y sus costos pero también abre nuevas posibilidades. Ya no es ciencia ficción pensar en un campo que se controla desde el celular, o en un productor que detecta una plaga desde el aire antes de que cause daño. Eso ya está pasando.

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