En 1914, Alemania estimó que su marcha a través de Francia sería rápida y victoriosa, de modo que fue poca la importancia concedida al problema del suministro de víveres para la población civil. Pero por el bloqueo británico, la población alemana sufrió terribles agonías como resultado de esa imprevisión, no sólo a causa de las muertes por hambre sino por la desnutrición. En los años treinta, el escenario de la Segunda Guerra Mundial se preparó con precisión cuidadosamente como las campañas militares. Mucho tiempo antes de la declaración de guerra, las raciones civiles fueron reducidas al nivel de raciones de guerra, pero el gobierno adoptó las medidas necesarias para que esa ración básica contuviera todos los nutrientes requeridos para una alimentación adecuada y para que esté al alcance de toda la población, civiles y militares. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Alemania tenía sus graneros repletos. Las cosechas de 1938 y 1939fueron muy buenas y los excedentes se almacenaron con todo cuidado. Cuando los graneros se llenaron, se requisa-ron salas de baile y escuelas, convirtiéndolos en depósitos de granos. Se importaron toneladas de porotos de soja de Rusia antes de que estallaran las hostilidades entre ambas naciones. Se estima que, al comenzar la guerra, Alemania disponía de granos suficientes para alimentar a su población durante un año y que había almacenado dos millones de toneladas de porotos de soja. Esta reserva representó el equivalente a las proteínas animales requeridas para toda su población durante un período de cinco meses.
No cabe duda que el control alemán de la producción europea de porotos de soja fue deliberadamente impulsado por el gobierno. Comprendiendo que la importación de porotos de soja estaría sujeta a interrupción por bloqueos en tiempos de guerra, el gobierno alemán adoptó las medidas necesarias para desarrollar el cultivo de los porotos en los Balcanes, donde rápidamente se convirtieron en un importante factor de la agricultura de aquellos países en tanto que Alemania pudo reducir sus importaciones de Rusia en el 75%.
que enfrentar una difícil situación alimentaria. En forma tos de soja, considerándolos un alimento con proteínas de buena calidad, valioso sustituto de la carne, rico en grasas y valor energético, conteniendo gran cantidad de ciertas vita-minas del complejo B. Era algo que serviría idealmente como alimento para el ejército y la población civil y sin perder tiempo aseguraron una fuente de suministro instruyendo a la población en la forma de preparar los porotos de soja.
El cultivo y procesamiento de porotos de soja bajo con-trol alemán, marcó serias reducciones en la exportación de grasas americanas a Europa, pues los químicos alemanes pronto perfeccionaron un aceite de soja solidificado, sin olor ni color, que reemplazó a la grasa a 50 centavos por debajo de su costo.
Se han hecho grandes progresos en la concentración de alimentos durante los últimos años. Hoy, raciones concentradas son rutina en el equipamiento militar, contribuyen-do a resolver uno de los mayores problemas del ejército, cual es el del transporte y preparación de comida para tropas desplazándose velozmente. Los concentrados también ocuparán una parte importante en la alimentación masiva de un mundo mal alimentado.
La dieta del ejército alemán hasta 1935 contenía la usual carne, salchicha y galleta marinera. Pero en 1936, empezaron a aparecer informes sobre las “píldoras de alimentos “y las “raciones anti fatiga” usadas por soldados en marcha. Las misteriosas píldoras de alimentos resultaron tener forma de bizcochos, eficientes, aunque crudas y desabridas. Los bizcochos tengan forma apaisada; cada kilogramo de este alimento contenía aproximadamente 200 gramos de carbohidrato, 100 gramos de grasa y proteínas respectiva mente, con un contenido de humedad de alrededor del 10por ciento. El valor calórico era de aproximadamente 1.500 calorías. En apariencia, eran algo similar a las tortas de avena escocesas; en sabor, eran secos y poco apetitosos, pero las condiciones físicas de los soldados alemanes, especialmente en los primeros días, dejaban pocas dudas de la eficiencia del frente nutricional alemán.
El estado mayor alemán organizó un ejército “Blitz”, mecanizado, ‘para asestar golpes paralizantes y movilizarse con rapidez asombrosa. También suministraron raciones “Blitz” con máximo de nutrientes y mínimo de problemas de transporte. El soldado alemán pudo llevar consigo raciones alimentarias para marchar durante 3 días y los suministros de reserva era fáciles de proveer.
Es interesante notar que un informe alemán de ese tiempo manifiesta que la ración de emergencia probó ser un factor importante en la prevención de reumatismo y fiebre de trinchera.
El Ministerio del Aire alemán, elaboró un “energizante rápido” a base de azúcar de uvas, cocoa, porotos de soja y extracto de carne. Este producto lo usaron los pilotos después de largos vuelos o cuando sufrían de extenuación. Este “energizante” probó ser tan valioso que el paso siguiente fue “Edelsoya”, harina de soja conteniendo las adecuadas proporciones de proteína, grasa y carbohidratos. Este producto sirvió como alimento sustituto para el ejército.