Exigencias del suelo
En general, la soja es bastante tolerante en cuanto a suelos, aunque no se adapta a los muy arcillosos, bajos, anegadizos, salitrosos o de marcada acidez.
Los mejores rendimientos se obtienen en los suelos de textura intermedia y de mediana fertilidad, profundos y de buen drenaje. Los suelos ricos en nitrógeno suelen provocar un excesivo crecimiento vegetativo y una disminución en la producción de frutos y semillas. También se ha comprobado que los ricos en manganeso ayudan a desarrollar los nudos de los tallos de las matas.
El grado de acidez del suelo más adecuado se encuentra entre pH 6 y pH 6,5, en tanto que por debajo de pH 5,6 se dificulta tanto el crecimiento de las plantas como el de las bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico. En la subregión oriental norte de nuestro país se suele corregir la acidez mediante la práctica del encalado. El terreno muy ondulado es un obstáculo para las labores mecánicas del cultivo, pero esta dificultad se encuentra casi exclusivamente en la provincia de Misiones y en partes de la subregión noroccidental, pues la mayor proporción del área cultivable con esta leguminosa es completamente llana.
Exigencias ambientales
Los cultivos, desde la siembra a la cosecha, pasan por una sucesión de etapas con aparición, transformación y caída de órganos, que tienen exigencias bioclimáticas diferentes. La reacción de la planta de soja durante el subperíodo nacimiento-floración es la que define la verdadera duración del período total, pues en la etapa posterior a la floración no influye la duración del día, elemento bioclimático que, en la etapa previa, junto a la temperatura es fundamental para definir la precocidad. Los ensayos regionales han permitido fijar límites para el cultivo en el país tanto desde el punto de vista térmico como del hidrológico. Como se observa en la isoterma de 20°C para el mes más caliente del año es el límite inferior de temperatura; hacia el oeste y sur de la misma el cultivo no es posible, pues aun las plantas de las variedades más precoces, me satisfacen sus necesidades mínimas en temperaturas. El resto del país es térmicamente apto, pero en distinta medida según la variada disponibilidad de agua.
La soja desarrolla satisfactoriamente entre temperatura ambientales de 15°C a 35°C; por debajo de 15°C no vegeta y por sobre 35°C se deprime su desarrollo. Por lo tanto, le son aptas las regiones con más de 100 días de temperaturas por sobre 15°C.Tratándose de una especie estival, la deficiencia de agua, satisface las necesidades marcadas por la evapotranspiración de cada lugar, fija los límites del cultivo en secano. La isolínea de 100 mm de deficiencia de agua separa dos regiones, una oriental más amplia y otra noroccidental, más reducida, que aparece debido a las abundantes lluvias orográficas estivales, posibilitando la implantación de la soja y de otros cultivos tradicionales.
Los rendimientos que justifiquen el cultivo de la soja dependerán del volumen de precipitación y de la disponibilidad de temperatura en los diferentes lugares de la amplia región. Las precipitaciones deben superar unos 500 mm caídos durante el período vegetativo para variedades de ciclo corto cultivadas en zonas templado-frías, y proporcionalmente más para variedades de mayor ciclo sembradas en zonas templadas o templado cálidas.
De la interacción de los tres requerimientos suelo, temperatura y humedad- surgen las regiones de cultivo que podemos clasificar así: a) Aptas en secano: Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires y Tucumán, este de Formosa, Chaco y Jujuy; centro de Salta y centro y este de Córdoba;
b) Aptas con riego: el resto del país menos las inaptas.
c) Inaptas: desde Neuquén hacia el sur.
Las variedades tardías son las que requieren mayores sumas de temperaturas y una duración de día menor para iniciar la floración.
Estas características obligan a sembrar en cada región la variedad que mejor satisfaga sus necesidades térmicas, hǐdricas y fotoperiódicas, para obtener los maximos rendimientos potenciales.