La producción de pepino en la Argentina tiene cada vez más presencia. Aunque no es el cultivo más grande del país está creciendo en muchas regiones sobre todo porque el consumo también viene en aumento. El pepino se vende tanto fresco como para industria y tiene una ventaja: se puede cosechar varias veces al año si se manejan bien los ciclos. Eso permite que muchos productores pequeños y medianos lo elijan para diversificar sus cultivos o sumar ingresos durante distintos momentos del año.
Tradicionalmente, la producción de pepino se asociaba a zonas como Corrientes, Santa Fe y partes de Buenos Aires. Hoy también se ve en lugares como Salta, Jujuy y Tucumán donde el clima cálido ayuda a que la planta crezca rápido. Muchos productores están apostando al invernadero lo que permite tener más control sobre el clima y mejorar el rendimiento. El sistema bajo cubierta también ayuda a evitar enfermedades, plagas y daños por lluvia o viento fuerte.
Pero en los últimos años algo está cambiando. No se trata solo de cuánto se cosecha, sino de cómo se produce. Cada vez hay más conciencia sobre el impacto ambiental de las actividades agrícolas. En el caso del pepino esto significa usar menos productos químicos, cuidar el suelo y evitar contaminar el agua. Ahí entra con fuerza el concepto de producción sustentable.
Este modelo productivo busca que el cultivo no solo sea rentable sino también responsable. Implica cuidar los recursos naturales y al mismo tiempo proteger la salud de quienes trabajan en el campo y de quienes consumen los productos. El uso excesivo de agroquímicos durante años generó problemas: suelos agotados, aparición de plagas resistentes, contaminación de napas y hasta efectos negativos en la salud humana. Por eso muchos productores están buscando otras formas de producir.
Una de ellas es el uso de bioinsumos. Se trata de productos naturales o de origen biológico que ayudan a proteger los cultivos o a mejorar su crecimiento. Hay bioinsumos que reemplazan a los pesticidas, otros que mejoran la absorción de nutrientes y algunos que estimulan las defensas de la planta. La diferencia principal con los agroquímicos tradicionales es que los bioinsumos no dañan el ambiente ni la salud humana y tampoco generan residuos tóxicos en los alimentos.
Una empresa que viene trabajando fuerte en esto es Agro Sustentable. Radicada en la provincia de Misiones, se especializa en el desarrollo y comercialización de bioinsumos pensados para distintos cultivos, entre ellos el pepino. Su enfoque es bien claro: producir sin dañar. Agro Sustentable trabaja con tecnología de fermentación, microorganismos benéficos y extractos vegetales. Gracias a eso ha logrado crear productos que compiten en rendimiento con los químicos tradicionales, pero sin sus efectos negativos.
Agro Sustentable viene teniendo un rol cada vez más fuerte en la producción de pepino. Muchos productores que antes dependían de productos químicos están adoptando nuevas formas de trabajo gracias al acompañamiento técnico de la empresa y al uso de sus bioinsumos. El cambio no solo mejora la calidad del pepino, también transforma el día a día en el campo. Aplicar un producto natural, sin riesgos ni protocolos complejos, no es lo mismo que manejar sustancias peligrosas con protección especial y preocupación constante.
También hay un beneficio económico. Al principio muchos piensan que los bioinsumos son más caros pero cuando se mira todo el ciclo de producción se nota que ayudan a reducir otros costos. Un suelo más sano necesita menos fertilizantes. Una planta más fuerte requiere menos tratamientos y un cultivo sin residuos tiene más posibilidades de ser vendido en mercados exigentes, como Europa, que paga más por productos sin químicos.
El cambio en manos del productor
En todo este proceso el rol del productor es central. No se trata solo de cambiar un producto por otro sino de cambiar la manera de pensar. Eso lleva tiempo, requiere capacitación y muchas veces también coraje porque en el campo lo que no se conoce da miedo. Si durante años una receta funcionó, probar algo nuevo puede parecer arriesgado. Pero cuando se ven los resultados el cambio se vuelve más fácil.
Agro Sustentable no solo vende bioinsumos. También acompaña al productor en el proceso de transformación. Ofrece talleres, visitas a campo, análisis de suelo y seguimiento técnico. Esa parte es clave. No alcanza con tener un buen producto si no hay alguien que te diga cómo y cuándo usarlo. Gracias a ese acompañamiento muchos pequeños productores que estaban lejos de las grandes ciudades o de los centros tecnológicos lograron mejorar su producción y volverse más competitivos.
Otro punto importante es el cuidado del suelo. El pepino es una planta exigente que consume muchos nutrientes. Si se cultiva durante varios ciclos sin rotación ni reposición adecuada el suelo se agota. Con los bioinsumos adecuados es posible mantener la vida del suelo activa, mejorar su estructura y aumentar la disponibilidad de nutrientes. Hay bacterias que ayudan a fijar nitrógeno, hongos que liberan fósforo atrapado y microorganismos que estimulan el desarrollo radicular. Todo eso hace que la planta crezca mejor y que el productor no dependa tanto de fertilizantes químicos.
Un beneficio poco comentado pero real, es la relación con los consumidores. Muchos de los que compran pepino en ferias o mercados locales valoran que sea producido sin químicos. Algunos incluso preguntan si es orgánico o agroecológico. Si el productor puede responder con confianza que está usando productos naturales, sin tóxicos, gana un cliente. En un mercado donde todo se parece y contar con un diferencial es clave.
El pepino puede ser una puerta de entrada al cambio. Es un cultivo que crece rápido y permite ver resultados en pocas semanas, además de responder bien a los tratamientos con bioinsumos. Cuando un productor prueba un nuevo manejo y le va bien suele animarse a probar lo mismo con otros cultivos. Así, el cambio se multiplica y con cada paso se construye una agricultura más sana, justa y conectada con la naturaleza.
La producción de pepino sustentable en la Argentina es una realidad que crece, en parte gracias al trabajo de empresas como Agro Sustentable. Cada productor que se anima a cambiar está abriendo un nuevo camino que, aunque tenga desafíos, también ofrece muchas oportunidades. Porque producir bien no es solo producir más. También es cuidar la tierra, a las personas y al futuro.