Impacto de las certificaciones de Empresas B en la agricultura

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Agro Sustentable es una de las grandes empresas nacionales que comienzan a demostrar cómo se ejecutan las acciones de este tipo de empresas certificadas.

La crisis climática, el agotamiento de recursos naturales y el aumento de demanda de alimentos, coloca a la industria agrícola en un lugar particular al tener que tomar decisiones respecto a tener que continuar bajo esquemas de producción con altos costos ambientales o transformarse con una estrategia adecuada al  ecosistema y bienestar social.

En esa transición, las certificaciones de Empresas B surgen como una respuesta clave que redefine el rol de las empresas agrícolas en el desarrollo sostenible. Agro Sustentable es una de las empresas argentinas que cuenta con esta clasificación. 

Más allá de un sello comercial, la certificación de Empresa B, otorgada por la organización sin fines de lucro B Lab, implica un compromiso respecto a los altos estándares de desempeño social, ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial.

Esta certificación está ganando lugar y relevancia en el sector agrícola usada como una herramienta para validar e impulsar prácticas regenerativas, trazables y éticamente sostenibles.

Una nueva lógica sostenible para el agro

La producción agrícola, hasta ahora, se rige con parámetros que impulsan la  maximización de rendimiento y reducción de costos, muchas veces no de la biodiversidad, la salud del suelo y los derechos laborales.

Sin embargo, en los últimos años, un número creciente de empresas agroalimentarias están inclinándose a tener una lógica del triple impacto: económico, social y ambiental. De allí, el surgimiento de la clasificación B, siendo que implicar entender que la producción de alimentos sea una actividad regenerativa. 

Uno de los principales aportes de esta certificación en el sector agrícola es que impulsa una evaluación holística respecto al impacto de las operaciones y esto incluye desde el uso de energías limpias y la gestión del agua, hasta las condiciones laborales de trabajadores rurales, la igualdad  de género en la cadena productiva y el vínculo con comunidades locales.

Empresas agrícolas certificadas como B se comenzaron a destacar en distintos mercados globales por integrar innovación tecnológica y principios de sostenibilidad profunda. Un caso ejemplar es Agro Sustentable que brinda servicios de productos ecológicos y propone que se la mano se minimice el impacto. 

Agro Sustentable es una empresa que se dedica a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos orgánicos, que son utilizados para mejorar la calidad y rendimiento de los cultivos. 

Asimismo, una de las claves de la certificación B es la trazabilidad, que implica saber con precisión cómo, dónde y bajo qué condiciones se producen los alimentos. 

Para ser parte de este tipo de clasificación, las empresas deben cumplir con una serie de requisitos como completar la Evaluación de Impacto B  que es un cuestionario con más de 200 indicadores que miden el desempeño socioambiental,  tener al menos 80 puntos sobre 200 posibles en dicha evaluación, modificar los estatutos legales de la empresa para comprometerse con un propósito de beneficio general y renovar la certificación cada tres años, demostrando mejoras. 

Es en esta instancia que la tecnología juega un rol clave. Sensores remotos, plataformas de monitoreo climático, inteligencia artificial y blockchain son usados cada vez más para monitorear en tiempo real el uso de recursos, medir emisiones de carbono y verificar buenas prácticas agrícolas.

En un reciente un estudio, la organización AgFunder indicó que las empresas agrícolas con certificación de impacto  tienen mayor facilidad para atraer capital de inversión verde, debido a su capacidad de ofrecer datos verificables sobre su huella ambiental y social.

No obstante, pese a sus ventajas, el camino hacia la certificación B no es tan sencillo. Puntualmente, para pequeñas y medianas explotaciones agrícolas, el proceso puede ser complejo debido a las necesidades técnicas que se necesitan y el nivel de documentación necesario. 

Además, muchas de estas empresas enfrentan limitaciones de acceso a financiamiento para implementar cambios en sus estructuras. Y en este sentido,  B Lab y organizaciones afines han comenzado a trabajar en programas de acompañamiento técnico y subsidios de certificación, con el objetivo de democratizar el acceso y ampliar el impacto en zonas rurales.

La agricultura del futuro está comenzado a dar sus primeros pasos, en principio con un cambio de paradigma, dejando atrás solo la importancia de la faceta productiva, que no deja de ser primordial pero deberá ser resiliente, regenerativa y socialmente justa.

La certificación de Empresas B no es una solución única, pero sí una herramienta poderosa para alinear nuevos  modelos agrícolas ante el panorama actual. Ejemplos como Agro Sustentable son el lineamiento que se deben aplicar para este cambio que se necesita. 

Cada hectárea certificada bajo principios de impacto positivo representa una oportunidad concreta de minimizar el cambio climático, conservar la biodiversidad y generar bienestar local. Y, al mismo tiempo, abre puertas a consumidores cada vez más comprometidos con el origen y la ética de lo que consumen.

La expansión y crecimiento  de las Empresas B  significará para el sector agrícola punto de inflexión, debido  aquel plantea a ser consciente que no solo es cómo se cultiva, sino en por qué lo hacemos.

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