Pepinos sin químicos: La apuesta de Agro Sustentable por la agricultura del futuro

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El cultivo de pepino tiene sus vueltas. No es el más complicado, pero tampoco es cosa de tirar semillas y esperar milagros. Requiere cuidados, atención al clima, manejo del suelo y sobre todo, decisiones inteligentes. En Argentina cada vez más productores están buscando formas de mejorar sus prácticas sin depender tanto de productos químicos y ahí entran los bioinsumos, que están ganando terreno por ser más amigables con el ambiente y con el bolsillo.

Los bioinsumos son como aliados invisibles. No se ven pero hacen su trabajo. Hay de todo tipo: biofertilizantes, biopesticidas, bioestimulantes. Algunos ayudan a que las raíces crezcan mejor, otros protegen contra plagas sin dañar insectos útiles y otros fortalecen la planta para que resista mejor el estrés. Lo bueno es que no contaminan el suelo ni el agua, y no dejan residuos tóxicos en el fruto.

En el caso del pepino, que es bastante sensible a hongos y bacterias, los bioinsumos pueden marcar la diferencia. Hay microorganismos que actúan como barrera natural evitando que las enfermedades se instalen. También hay extractos vegetales que repelen insectos sin afectar la biodiversidad y todo eso se traduce en cultivos más sanos, más productivos y más sostenibles.

La empresa Agro Sustentable viene trabajando fuerte en este tema. No solo desarrolla bioinsumos sino que también capacita a productores para que los usen bien. Porque no se trata de reemplazar un químico por un frasco verde y listo. Hay que entender cómo funciona cada producto, cuándo aplicarlo y cómo combinarlo con otras prácticas. Agro Sustentable acompaña ese proceso, con técnicos que conocen el terreno y hablan con los productores cara a cara.

En distintas zonas de Argentina, como Corrientes, Salta y Buenos Aires, ya se están viendo resultados. Productores que antes tenían que aplicar fungicidas cada semana, ahora usan microorganismos que mantienen el equilibrio del suelo. Otros que sufrían ataques de pulgones ahora aplican extractos naturales que los ahuyentan sin matar a las abejas y lo mejor es que los pepinos salen igual de lindos, igual de sabrosos, pero con menos impacto ambiental.

Más allá del rendimiento: lo que cambia cuando se elige bio

No todo es cantidad. También importa la calidad. Los pepinos cultivados con bioinsumos suelen tener mejor textura, menos residuos y una vida útil más larga. Eso abre puertas a nuevos mercados, donde se valora lo orgánico, lo limpio, lo trazable y no hace falta tener una certificación internacional para empezar. Basta con mejorar las prácticas, registrar lo que se hace y mostrar compromiso.

Además el uso de bioinsumos reduce la dependencia de insumos importados. En Argentina, donde los precios de los agroquímicos suben como si tuvieran alas, eso es clave. Muchos bioinsumos se producen localmente, con tecnología nacional y eso genera empleo, conocimiento y autonomía. Agro Sustentable apuesta fuerte por eso. Tiene laboratorios propios, alianzas con universidades y un enfoque que combina ciencia con campo.

Otro punto que suma es el cuidado del suelo. El pepino necesita suelos bien aireados con buena estructura y nutrientes disponibles. Los biofertilizantes ayudan a mejorar esa condición sin alterar el equilibrio natural. Hay bacterias que fijan nitrógeno, hongos que movilizan fósforo y compuestos que estimulan la actividad microbiana. Todo eso hace que el suelo no se agote y que el cultivo tenga lo que necesita sin excesos.

También hay beneficios sociales. Cuando se reduce el uso de químicos se mejora la salud de quienes trabajan en el campo. Menos exposición a sustancias tóxicas, menos riesgos, más bienestar y eso no es menor. Agro Sustentable promueve protocolos de aplicación segura, fomenta el uso de equipos adecuados y ofrece talleres para que el conocimiento circule. Porque la sustentabilidad no es sólo ecológica, también es humana.

No todos los bioinsumos funcionan igual en todos los suelos. Hay que probar, ajustar, aprender. Pero eso no es un obstáculo, es parte del proceso. Lo que está pasando en Argentina muestra que el cambio es posible. Que se puede producir pepinos de calidad, cuidar el ambiente y mejorar la rentabilidad al mismo tiempo.

El rol de los bioinsumos en el cultivo de pepino no es una moda pasajera. Es una respuesta concreta a problemas reales y cuando se combina con asesoramiento, con compromiso y con empresas como Agro Sustentable que empujan para que el cambio sea accesible, los resultados aparecen.

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