Sistemas autónomos que detectan plagas sin contaminar el entorno

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Las plagas comienzan a tener una respuesta que se alinea con las necesidades del cuidado del medio ambiente. Un punteo sobre el cambio de paradigma que  Matías Imperiale da camino en la Argentina. 

La urgencia y prioridad de producir alimentos de manera sostenible es una de las necesidades vigentes en el escenario mundial actual. Por lo que la búsqueda de respuestas es constante, y  entre las más efectivas se encuentra la integración de sistemas autónomos con bioinsumos para reducir el impacto ambiental de la agricultura convencional. Matías Imperiale al frente de Agro Sustentable deja en claro este aspecto.

Equipos inteligentes que detectan la presencia de plagas y enfermedades en tiempo real, sumado al uso de la aplicación precisa de productos biológicos, están redefiniendo el paradigma de protección de cultivos sin comprometer la salud del suelo ni la biodiversidad.

Esta tecnología no solo reduce el uso de agroquímicos, sino que también impulsa  una transición hacia una agricultura regenerativa, más eficiente, limpia y adaptada para responder a la inmediatez de minimizar el impacto del cambio climático.

Una revolución en los sistemas de monitoreo

En los últimos años, el avance de la robótica, la inteligencia artificial (IA) y los sensores de alta precisión permitió que se diera paso al desarrollo de plataformas autónomas capaces de recorrer parcelas agrícolas y detectar, con gran exactitud signos tempranos de plagas, hongos u otras amenazas fitosanitarias.

“La IA permitirá tomar los datos de meteorología para que los productores obtengan la mejor recomendación para la aplicación de los bioinsumos”, afirma Matías Imperiale.

Estos sistemas, que pueden estar incorporados en drones, funcionan con algoritmos que procesan imágenes multiespectrales, analizan patrones de coloración en las hojas, temperatura de las plantas y hasta sonidos emitidos por insectos, todo en tiempo real. La detección temprana permite intervenir con rapidez y solo en los puntos necesarios, lo que reduce la necesidad de fumigaciones masivas.

Además, Matías imperiale indica que la ventada del uso de drones son diversas como la conexión del problema y la solución.

Pero el avance no termina en la detección sino que realmente un gran cambio que estos sistemas están programados para aplicar bioinsumos en lugar de pesticidas tradicionales. Los bioinsumos, como bacterias beneficiosas, hongos antagonistas, extractos vegetales o feromonas, son productos naturales o derivados biológicos que controlan plagas y enfermedades sin dañar el ecosistema.

Cuando el sistema detecta una amenaza, calcula el lugar exacto, la dosis y el tipo de bioinsumo a aplicar, evitando el exceso de producto y maximizando su eficacia. Este enfoque de tratamiento dneominado sitio-específico da lugar a poder proteger al cultivo sin alterar la flora y fauna, conservando polinizadores, microorganismos del suelo y recursos hídricos.

En la misma línea, la combinación de inteligencia artificial con bases de datos agronómicas permite que estos sistemas no solo realicen tareas, sino que también aprendan y mejoren su desempeño con el tiempo ya que a través del aprendizaje automático, los algoritmos son capaces de identifican patrones que se repiten en los cultivos y son capaces de adaptar estrategias de aplicación según aspectos como clima, humedad, tipo de suelo o historial de plagas.

Asimismo,  los datos recopilados pueden ser compartidos en la nube y ser sumatorios  con información de otros  campos creando un sistema colectivo de vigilancia agrícola a escala regional. Esto fortalece la prevención y contribuye a establecer alertas tempranas comunitarias, especialmente valiosas en zonas rurales con recursos limitados.

Además, desde el aspecto económico, debe aclararse que la inversión inicial en estos sistemas puede ser elevada, pero los beneficios a mediano plazo son de gran importancia. Al reducir la cantidad de producto aplicado, mejorar los rendimientos y prevenir pérdidas por plagas, la rentabilidad del productor mejora de forma sostenible.

Ambientalmente, el impacto es más que positivo debido a que se registra una menor contaminación de cursos de agua, preservación de la biodiversidad, mejora en la salud del suelo y reducción de residuos tóxicos. 

Esta tecnología, lejos de impulsar la dependencia tecnológica, da cierta libertas  al productor al brindarle información precisa para una toma de decisiones responsable y autónoma.“Le hará cada vez más fácil el trabajo a los productores”, señaló Matías Imperiale. 

Sin embargo, este modelo, por el momento, no puede aplicarse en muchas partes del mundo ya que en diversos territorios el acceso a conectividad en zonas rurales no existen, la capacitación técnica y el financiamiento son barreras importantes. 

A esto se suma la falta de marcos regulatorios que reconozcan y apoyen el uso de bioinsumos y tecnologías de precisión como parte de una estrategia de desarrollo sostenible.

A futuro, se espera que la miniaturización de sensores, la mejora en la capacidad de procesamiento de datos y la expansión de redes 5G mejoren la expansión de esta propuesta. Asimismo, se proyecta una integración mayor con otras prácticas regenerativas, como el manejo holístico del pastoreo o la agroforestería.

No obstante, el crecimiento es notable en algunas partes del mundo ya que los sistemas autónomos con aplicación de bioinsumos son un ejemplo concreto de cómo la innovación tecnológica puede estar al servicio de un modelo productivo más justo y respetuoso del entorno.

No se trata solo de mejorar la eficiencia sino que se trata de pensar una agricultura que cuide la tierra mientras alimenta al mundo, que escuche a la naturaleza y actúe con inteligencia.

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